martes, 13 de julio de 2010

Dos por dos...

Era segundo de primaria. Para entrar al salón de clase nos formábamos frente a la puerta, donde se sentaba la maestra Caridad a la puerta, y como en confesionario, preguntaba, uno por uno, las tablas de multiplicar.

Dos por uno, dos; dos por dos, cuatro; dos por tres… Y si te equivocabas, podías recibir algún pellizco. Lo que si era seguro es que regresabas a la cola y tenias que repetir tantas veces fuera necesario, hasta que te supieras la tabla completa.

No recuerdo en cuánto tiempo me aprendí las tablas. Si recuerdo que cuando terminamos con la tabla del 10, la temática de preguntas cambio a multiplicaciones al azar: 3x4, 7x6, 8x8… Y se repetían las colas y los castigos.

La verdad es que era un método muy efectivo para aprenderte las tablas de multiplicar. Nadie quería formarse más de una vez en la cola. Mucho menos recibir un jalón de patilla o un coscorrón por mostrar que de plano no habíamos aprendido la tarea.

Podías pasarte media mañana en la puerta del salón practicando hasta que te la aprendías y pedias audiencia a la maestra para que te escuchara el canturreo.

Hoy ya no se permiten castigos físicos. Creo que tampoco se obliga a los estudiantes a que se aprendan las tablas de multiplicar. Dicen los jóvenes que para qué. Si las calculadoras y las computadoras hacen todo. Yo tengo mis dudas que eso sea cierto, y prefiero el método antiguo... a lo mejor sin coscorrones.

La maestra Caridad era conocida por los alumnos como la más regañona, estricta y difícil del segundo año. A lo mejor de toda la escuela. Pero también era conocida por las mamás como la mejor maestra de segundo año. Hoy pienso que tuve suerte en haber estado con esa maestra. Aunque todavía se me olvidan algunas tablas...


1 comentario:

  1. A mi me toco lo mismo, afortunadamente nunca me pego.
    Pero que miedo me daba al ver como lo hacía con los otros niños.
    Recuerdo que a los burros (ese día estaba yo incluida) nos inco a repetir las tablas frente al pizarrón y con el metro de madera ZAZ, le daba un golpe al que se distraía

    ResponderBorrar